sábado, 4 de mayo de 2019

El perdón universal es imposible porque el genocidio es imperdonable


(…) Considerad si es un hombre
Quien trabaja en el fango
Quien no conoce la paz
Quien lucha por la mitad de un pan
Quien muere por un sí o un no.
Considerad si es una mujer
Quien no tiene cabellos ni nombre
Ni fuerzas para recordarlo
Vacía la mirada y frío el regazo
Como una rama invernal
Pensad que esto ha sucedido (…)
Poema de Primo Levy
Otra vez coinciden temas con acentos distintos pero con similar contenido.
Recientemente se realizó en la ciudad de Madrid, un itinerario de memoria y al igual que en miles ciudades de Europa, se colocaron piedras que interpelan y rompen el olvido: las Stolpersteine, (*) palabra alemana que designa una piedra en el camino que puede hacer tropezar al caminante, un adoquín que se instala frente a las que fueron las viviendas de las víctimas de los campos de concentración nazis.
Estas piedras que reclaman y desmontan el olvido se han sembrado en 24 países del mundo; alrededor de 73.000 de estas piezas evocan a las víctimas del nazismo, del fascismo y ahora también del franquismo.
Alrededor de 9.300 españoles estuvieron presos en los campos de concentración nazis, y más de 7.000 fueron asesinados en ellos.
La instalación de las stolpersteine fue llevada a cabo por familiares y asociaciones memorialistas. En algunos  casos se ha solicitado la autorización municipal, y en otros tantos la memoria no ha esperado permisos para establecer el espacio a quienes el franquismo persiguió, encarceló, deportó, asesinó….
Mientras se plantaban los adoquines de 10cm x 10cm con los nombres de los inolvidables, en Zaragoza el día 2 de mayo, el Partido Popular realizó una proposición que fue secundada por el PSOE y Ciudadanos, instando al Ayuntamiento de esa ciudad que se revoquen los acuerdos adoptados con el Gobierno de la ciudad de Zaragoza, de cambiar la denominación de calles con nombres de franquistas. Esta demostración de la no aplicación de la Ley de la Memoria Histórica, da pistas claras de la consideración de los partidos mencionados a las víctimas del genocidio español.
En la otra orilla del océano, se dieron pasos en la lucha por la justicia, enjuiciando a genocidas, recuperando 129 identidades que les fueron arrebatadas durante la dictadura, a menores secuestrados o nacidos en cautiverio, y donde ahora está radicada la querella argentina por los crímenes del franquismo amparada en la justicia universal, como en 1996 se hicieran en Madrid, juicios contra represores argentinos que estaban protegidos por leyes de impunidad.
Quedan temas pendientes, muchos se entrecruzan, otros se refuerzan… por esto de las diferencias que nos igualan. Por una parte en ambas orillas, persiste el debate sobre genocidio, en lo jurídico por incapacidad de los códigos penales que no recogen condenas, y en lo político, en la ceguera moral de que nadie puede perdonar por lo sufrido por otra persona, el perdón universal es imposible porque el genocidio es imperdonable. Como lo es para muchas de las víctimas y familiares de las víctimas, el uso de los edificios de lo que fueran centros clandestinos de detención y exterminio, parte del mismo manejo y banalización del sufrimiento instrumentado partidariamente.
Y en este devenir del encuentro están por un lado, los que hacen bloque para frenar una ley reparatoria como lo es en España la de Memoria histórica, y los que  la utilizaron en campaña electoral y que una vez en las instituciones pronto reforzaron a los herederos del franquismo. Y,  por otro, en Argentina, desde instancias judiciales se someten a las directivas negacionistas del gobierno de Macri, concediendo libertades a genocidas enjuiciados y  condenados.
En ambas situaciones es la impunidad la que se instituye.
Pero en ambos lados resuena el poema de Primo Levy, porque se sabe que ambos genocidios sucedieron y porque aún queda que la justicia repare a cada unx de las víctimas condenando a todos y cada uno de los verdugos y cómplices.

Andrea Benites-Dumont.
Mayo 4, 2018.

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(*) Se trata del proyecto del artista alemán Gunter Demmig, de poner las  stolpersteine  en todos los países que han sufrido los ataques del nazismo,  y España es un caso muy concreto